Pbro. Ángel Rafael Orellana Velasco M.J.

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uatemala, país de la eterna primavera, es el asentamiento de culturas ancestrales, como los mayas, cuyo legado se manifiesta en colosales edificaciones, en sus comidas tradicionales y en una serie de expresiones artísticas que enriquecen a nuestra Centroamérica. En uno de los muchos pueblos que reflejan esa herencia milenaria, quiso el Señor suscitar la vocación a la vida religiosa y misionera de un muchacho sencillo y humilde. Fue la comunidad de Llano Grande, en el departamento de San Marcos, fronterizo con México, donde nació y creció el joven Audulio Ediberto Pérez Morales.

Hace ya más de 10 años que Ediberto conoció a los Misioneros Josefinos, cuyo carisma empezó a interiorizar y fue así como, después de realizar su proceso vocacional, decidió ingresar al seminario, con la ilusión de un día consagrar su vida al servicio del Reino de Dios, acompañando a los niños, jóvenes, familias.

Luego de su paso por el seminario josefino en El Salvador y de haber culminado sus estudios básicos de filosofía y teología en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) continuó realizando su formación en algunas obras en el mismo país. Como parte de su experiencia apostólica, colaboró con la pastoral del Colegio Josefino de Ahuachapán y en la parroquia La Asunción, del mismo departamento. Posteriormente, continuó su labor en el seminario mayor de San Salvador y de ahí pasó a Costa Rica, donde brindó su apoyo en el seminario menor y en el Colegio Vilaseca. Fue en ese país donde recibió su ordenación como diácono en el año 2022.

El 21 de enero de 2023, la parroquia de la Inmaculada Concepción de María, en Concepción Tutuapa, departamento de San Marcos, Guatemala, se vistió con sus mejores galas para celebrar la ordenación sacerdotal de Ediberto. La comunidad de misioneros josefinos en ese país se esmeró en preparar tal acontecimiento, con la colaboración de los habitantes de la zona, quienes lucieron sus coloridos trajes propios de la región.

La celebración estuvo presidida por el señor arzobispo de Guatemala, Gonzalo de Villa y Vásquez y concelebrada por varios sacerdotes josefinos y diocesanos. De la ciudad de México lo acompañó el padre superior general, Ernesto Canseco, y de El Salvador, el padre provincial Daniel Artero y su consejo de la provincia de Centroamérica, San José de la Misión. También estuvieron presentes varios seminaristas y hermanos religiosos, así como algunos laicos de El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y México.

En su mensaje al nuevo presbítero, Monseñor Villa le invitó a vivir su sacerdocio en las virtudes de la humildad y sencillez, así como a atender, siendo fiel servidor de Jesús, las urgencias y necesidades del pueblo: la enfermedad, la atención espiritual, la formación de la fe y todas aquellas necesidades espirituales y materiales de nuestras comunidades. Al final de la eucaristía, el Padre Ediberto manifestó su agradecimiento a los sacerdotes que lo acompañaron durante todo su proceso de formación, así como a los laicos que también han sido parte de ese largo camino. Además, expresó unas palabras en el dialecto Man, propio de su pueblo de origen.

El día 22 de enero, el padre Ediberto se trasladó a su tierra natal, Llano Grande. Allí, junto a sus padres, fue recibido a la entrada del pueblo por familiares, amigos y feligresía en general. Las autoridades del municipio le recibieron con vivas, aplausos, pólvora y cantos. Una multitud de más de dos mil personas hizo su recorrido durante unos 2 kilómetros hasta la iglesia parroquial en donde celebró su primera misa. Lo acompañaron varios sacerdotes misioneros josefinos, y una gran cantidad de fieles laicos que abarrotaron el templo. Posterior a la Eucaristía, la familia, las autoridades y la comunidad le habían preparado un convivio acompañado de alimentos y música propios de la región.

La Congregación de Misioneros Josefinos se alegra con el nuevo presbítero, el primer sacerdote josefino guatemalteco, y renueva su compromiso con el pueblo fiel para continuar sirviendo al estilo del padre José María Vilaseca, con la protección de nuestro Padre San José. Le deseamos a Ediberto que su ministerio sea bendecido con abundantes frutos espirituales para él, su familia y las comunidades a las cuales el Señor lo llame a desempeñar su labor misionera.

“Adelante, siempre adelante, pues lo quiere San José”