Hno. Jorge Lozano Lombardo MJ

A

miguitos y amiguitas que leen la revista de El Propagador es un gusto volver a saludarlos. Continuamos reflexionando y aprendiendo juntos en torno a la figura de San José, el papá de Jesús, o como nosotros lo llamamos cariñosamente: papá Pepito. Hemos llegado casi al fin, en esta ocasión hablaremos de la última de las cualidades que Papa Francisco reconoce en san José: Padre en la sombra.

Papá Pepito fue para Jesús la sombra de Papito Dios porque en todo momento lo cuidó, lo protegió, lo auxilió y jamás se apartó de él. San José fue padre de Jesús de una forma especial, ¿por qué? Porque durante toda su vida fue papá de Jesús de una manera sencilla y discreta. Es decir, como todo padre educó y acompañó a Jesús en los momentos importante de su vida: le enseñó cómo relacionarse con Papito Dios y cómo orar con él, le compartió su oficio de carpintero, enseñándole así a trabajar, y lo introdujo en la vida social de su comunidad. Y siempre lo hizo desde la sombra, desde lo escondido, es decir, sin buscar reconocimiento. Nunca se puso al centro del proyecto de Dios, al contrario, se hizo aun lado para que María y Jesús fueran el centro de su propria vida, el centro del proyecto de la redención.

En este sentido, papá Pepito nos enseña una forma de amar extraordinariamente grande y libre, sin esperar recompensas o reconocimientos. Muchas veces nosotros, cuando hacemos las cosas bien nos gusta que nuestros papás o amigos nos reconozcan y nos feliciten. Esto nos hace sentir bien, nos hace sentir felices. Por el contrario, papá Pepito nos enseña que para hacer las cosas bien y ser felices, no necesitamos tener los reflectores apuntándonos. Para alcanzar la felicidad, en ocasiones basta vivir el don de la donación de sí mismo, es decir, basta poner al servicio de los demás todo lo que somos y tenemos. Papá Pepito nunca es percibido triste, frustrado o enojado por vivir desde la sombra, sino que siempre se vive con mucha confianza en Dios.

Papá Pepito fue un verdadero padre también porque siempre caminó con Jesús para aprendiera de cada una de las experiencia de la vida, y lo hizo para Jesús se convirtiera en una persona libre, capaz de amar, de elegir, de tomar decisiones, de donarse totalmente al proyecto de Dios. Papá Pepito educó entonces a Jesús desde la sencillez y la humildad, volviéndose así, el rostro de Papá Dios aquí en la tierra. Jesús vio en papá Pepito el rostro amoroso de nuestro Padre Dios.